EMBRIONES CONGELADOS: ¿CÓMO ME PREPARO? ¿CÓMO SON?

Cuándo iniciamos una técnica de Reproducción Asistida sólo tenemos una meta en la cabeza… embarazo cuánto antes. Y por supuesto, con el mínimo riesgo para la madre y el bebé. Para lograrlo, conseguimos que maduren varios óvulos en un mismo ciclo de tratamiento y los fecundamos. Sabemos que no todos los embriones llegan a evolucionar hasta llegar a un estadío dónde podamos transferirlo al útero de la madre por eso aprovechamos todos los óvulos maduros conseguidos en un ciclo para conseguir el embrión deseado. En muchos casos, llegan con buena calidad varios embriones y sólo recomendamos transferir el mejor para conseguir un embarazo evolutivo y con los mínimos riesgos para la madre y el bebé. ¿Qué hacemos con los embriones que quedan? Los conservamos para el futuro y así aumentamos las posibilidades de embarazos próximos. Lo hacemos mediante la congelación embrionaria.

Existen varias técnicas para conseguir la congelación embrionaria, actualmente la que mejor resultados da es la técnica de la vitrificación. Hasta hace unos años se utilizaba la congelación lenta, iba disminuyendo la temperatura celular progresivamente y se utilizaban sustancias protectoras, pero se formaban cristales de hielo en el interior de las células que al descongelar podían perjudicar a la supervivencia o evolución futura del embrión. Por eso los embriones descongelados conseguían el embarazo en menos ocasiones (con tasas en torno al 20-30%) que los embriones que no habían sido congelados. De ahí que siempre exista un mayor temor cuándo transferimos embriones descongelados, pensamos que tenemos menos posibilidades que si no hubiera sido congelado. Actualmente no es así.

Con la técnica de la vitrificación, la temperatura desciende muy rápidamente (desciende 23ºC por minuto frente a los 0,3ºC por minuto en la congelación lenta) para evitar la formación de cristales. El citoplasma (líquido gelatinoso que se encuentra en el interior de las células) se queda con aspecto viscoso, como de vidrio (de ahí el nombre de vitrificación), también se utilizan sustancias protectoras que se intercambian por el agua del interior de las células. Hay que reducir al mínimo el tiempo de exposición de las células a las sustancias crioprotectoras y los protocolos actuales ya han demostrado que los resultados de supervivencia tras la desvitrificación son superiores al 90%. Al descongelar, se sustituye la sustancia crioprotectora del interior de las células por agua, se realiza a una temperatura determinada y siguiendo unos pasos muy concretos para reactivar la actividad celular y el desarrollo embrionario. Los pasos para realizar la vitrificación y desvitrificación están muy definidos y estandarizados: se utilizan unas pipetas muy finas que van aspirando los embriones y colocándolos en distintos pocillos con distintas concentraciones de sustancias, todo esto en un tiempo muy concreto y con unas distancias muy definidas. Los embriones se guardan en unos dispositivos llamados pajuelas identificados con el nombre de la paciente en tanques con nitrógeno líquido. Con personal entrenado y con experiencia, los resultados conseguidos tras la desvitrificación son excelentes y equiparables a los de los embriones que no han sido congelados. Hay que subrayar que el potencial de embarazo que tiene un embrión depende de su calidad, así que para que la descongelación de embriones funcione, es esencial que se congelen los embriones con calidad suficiente, es decir evolutivos y con capacidad para dividirse y dar lugar a un embarazo. Si se congela un embrión que no se está dividiendo, cuándo se descongele no se va a dividir y va a interrumpir su crecimiento, pero no por la descongelación, sino porque ya estaba previamente deteniéndose.

Los embriones crioconservados o congelados pueden permanecer así por tiempo indefinido, inalterables y conservando su potencial para conseguir un embarazo, el mismo que tenían antes de ser conservados.

También es posible su traslado, una vez congelados, sin dañarlos. En ocasiones se realiza la transferencia embrionaria en un centro diferente y la mujer con la pareja solicita el traslado. Es un procedimiento habitual entre centros, se siguen unos protocolos de seguridad estrictos y llegan al centro de destino en perfectas condiciones para ser descongelados y transferidos.

Para recibir un embrión descongelado, hay que preparar el endometrio de la mujer como si estuviera en el momento justo para recibir a un embrión con los días de vida del embrión que vamos a transferir. El tratamiento es sencillo, dura menos de 15 días, la medicación necesaria se puede tomar vía oral y desaparecen las inyecciones en casi todos los casos… o incluso puede hacerse siguiendo el ciclo natural de la mujer.

Se inicia la preparación con el inicio del ciclo menstrual y en unos días se controla en consulta con una ecografía que la capa interna del útero está preparada para recibir al embrión. Se completa el estudio con un análisis de sangre y se determina cuál es el día exacto para realizar la descongelación y transferencia embrionaria.

Para realizar la transferencia embrionaria utilizamos el mismo procedimiento que para transferir un embrión que nunca fue congelado. Mediante una ecografía el especialista es capaz de colocar el embrión en el sitio exacto dónde necesitamos que implante. Se coloca en el interior del útero, en su tercio medio, sin tocar el fondo. El proceso es indoloro y la mujer y su pareja lo ve a la vez que el especialista. La mujer sigue las recomendaciones de su médico y se realiza en unos minutos, es recomendable realizarla con la vejiga llena y no es necesario hacer ayunas.

En cuánto a los bebés nacidos tras descongelación, no se han visto efectos al nacimiento. Unicamente hay estudios en los que se ha relacionado con bebés de bajo peso al nacimiento, pero no tienen más malformaciones o mayor tasa de complicaciones que los bebés nacidos tras embarazos obtenidos de forma espontánea.

Por lo tanto, si tenemos embriones congelados, tenemos muchas posibilidades de lograr el bebé en casa. ¡¡Muchas fertilidades!!

 

Ana Gaitero

"Bebé en casa cuanto antes."

- ANA GAITERO

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